Juan Ignacio a Rubén; “Te dije que si entrenabas bien, trabajabas y te sacrificabas podrías debutar en Primera. Ahora lo vas a hacer”
El verano de 2012 supuso una notable transformación en la hoja de ruta presentada por Rubén. En los primeros días del mes de julio, coincidiendo con el retorno de la primera plantilla a los entrenamientos, tras el período vacacional, supo que estaba incluido en la relación de jugadores procedentes desde los estratos inferiores de la cantera que estarían a disposición de Juan Ignacio en las sesiones iniciales de la pretemporada. El tiempo estaba claramente marcado. Rubén contaba con una semana para mostrar sus virtudes al preparador alicantino. El plan de trabajo propuesto establecía algo más de una semana de intenso trabajo en los márgenes de la Ciudad Deportiva de Buñol antes emprender la marcha hacia La Manga del Mar Menor, punto escogido por el técnico para desarrollar la segunda fase de la estadía de un verano que estaba focalizado por el asalto a Europa. Rubén formaba parte de un selecto grupo de jóvenes valores que había concitado la atención en las categorías menores. Su proyección sobre el verde parecía incuestionable.
Era la gran esperanza azulgrana. El atacante se fijó las botas y comenzó a ejercitarse rodeado de gigantes que le sacaban mil cabezas en experiencia y en veteranía, pero su innata capacidad de sorpresa con el balón pegado a sus pies fascinó a Juan Ignacio. El entrenador incluyó su nombre en su particular libreta. Había algo en ese zurdo procaz y descarado que le provocaba un encantador hechizo. Rubén no parecía conocer el miedo. Y se movía con una extremada desenvoltura en un mundo repleto de peligros. Y quizás lo más llamativo fue su sobresaliente capacidad para encontrar soluciones. La semana moría y los futbolistas preparaban la valija para marchar hacia tierras cartageneras. En los días previos Juan Ignacio mantuvo distintas conversaciones con los futbolistas más imberbes. Cuando fue el turno de enfrentarse a Rubén fue directo y al corazón del jugador. Le preguntó sin tapujos si quería ir a La Manga con el resto de los integrantes del colectivo blaugrana.
-¿Te vienes con nosotros?, le dijo con una mirada entre retadora y cómplice.
A Rubén las piernas le temblaban y los ojos se le salían de sus órbitas. No era una cuestión baladí por todo lo que significaba. En cierto modo se había estado preparando durante mucho tiempo para llegar a ese instante repleto de magia. No sabemos cómo lo imaginó, cuando lo pensaba en soledad, pero lo cierto es que esa oportunidad se le presentó en el marco de la Ciudad Deportiva de Buñol. Juan Ignacio Martínez fue claro en su planteamiento. Manejaba unos informes que acentuaban la formidable calidad y las colosales aptitudes del jugador, pero también su falta de continuidad en ocasiones.
-“Sabes que esto es la Primera División. Tienes una zurda muy buena, pero hacen falta más cosas para conseguir quedarse aquí”.
La conversación continuó. Juan Ignacio le manifestó que tenía todos los ingredientes necesarios para convertir el sueño de jugar en la elite en una absoluta realidad, pero que debía luchar. Los dioses parecían estar de su bando, pero había que mantener sus favores. En realidad le advirtió que todo podía depender de su actitud; de su tesón, del coraje que mostrara y de su deseo y aspiraciones. La calidad conjuga con el martirio y con el padecimiento sobre el rectángulo de juego. Son aspectos que van enredados en el relato del fútbol. Rubén escuchó con atención y aprovechó el bochorno que acompaña al verano para acostumbrarse a un medio desconocido. Este recuerdo podría ser la historia del génesis en el sentido más bíblico del término, es volver hacia atrás para pautar el principio y el origen del proceso de aclimatación de Rubén García a la disciplina del balompié profesional. La acción comenzó a fundamentarse en la tercera jornada de la competición liguera del ejercicio 2012-2013 en un choque ante el Espanyol. Fue en el amanecer de septiembre. “Te dije que si entrenabas bien, trabajabas y te sacrificabas podrías debutar en Primera. Ahora lo vas a hacer”.